El autor, retratado por su amigo Modigliani en 1917 |
Frédéric Louis Sauser, Blaise Cendrars fue su nom de plume, nacido en Suiza en 1887 y muerto en
París en 1961, fue poeta, soldado, marinero, director y guionista de cine,
apicultor, periodista, buzo, novelista, vagabundo, contrabandista -amigo de
aristócratas y gitanos, y de gitanos aristocráticos-, y un sinfín de oficios y
aficiones a los que le llevó un espíritu inquieto y una azarosa vida aventurera,
como queda bien patente en El hombre fulminado (1945), primer
volumen de sus memorias, al que seguirían otros tres. La narración -siempre en
un tono entre irónico y fanfarrón-, comienza en el frente de batalla de Roye,
donde se encontraba Cendrars combatiendo en la Legión Extranjera para dar un salto
después a los ambientes portuarios de Marsella, y acabar sumergiéndose en el
corazón de la vida de los gitanos de París, todo ello lleno de constantes
referencias a viajes y aventuras increíbles, cuyo espíritu y ritmo narrativo,
casi cinematográfico, reflejan perfectamente estas palabras suyas: «Partir.
Emprender el viaje. Correr de cara a la muerte por la gran ruta, de París al
corazón de la soledad, al otro lado del mundo... siempre adelante...» (Editorial Valdemar)
En el segundo libro de esta tetralogía, La mano cortada (1946), narra su experiencia en la guerra de trincheras entre 1914 y septiembre de 1915, cuando al perder parte de su brazo en una acción de guerra es licenciado. En su evocación de este hecho escribe: “Legión o no Legión, me he comprometido y como muchas veces en mi vida, estaba listo para ir hasta el fondo de mis actos. Pero no sabía que la Legión me haría beber de ese cáliz hasta los excrementos para conquistar mi libertad como hombre. Ser. Ser un hombre y descubrir la soledad” (La mano cortada).
Durante la guerra escribe un desgarrador y amargo poema que titula “Yo he matado”, que describe la trágica situación que se da en una lucha cuerpo a cuerpo con las bayonetas como armas:
Ilustración de F.Léger para J'ai tué |
Blaise Cendrars, J´ai tué, 1918; con ilustraciones de Fernand Léger
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