El
28 de junio de 1914, aproximadamente a las 11 de la mañana,
el heredero al trono del imperio austrohúngaro Francisco Fernando y
su esposa fueron asesinados en Sarajevo por Gavrilo Princip,
extremista serbio, tras una serie de pequeños incidentes que casi frustran el atentado. Este acontecimiento fue uno de los desencadenantes
de la Primera Guerra Mundial.
Ilustración de Josef Lada |
“-De
modo que nos han matado a Fernando. (...)
-¿Qué Fernando, señora Müller?-preguntó Schwejk sin dejarse de dar masajes en la rodilla-Conozco a dos Fernando. Uno es criado del droguero Pruscha y alguna vez se ha equivocado y ha bebido tinte para el pelo, y luego conozco también a Fernando Kokošchka, que anda recogiendo estiércol. El mundo no se pierde nada con ninguno de los dos.
-¡Pero señor! Ha sido al archiduque Fernando, al de Konopischt, al gordo y piadoso.
-¡Jesús María! .¿Qué curioso!Y, ¿dónde le ha ocurrido eso al señor archiduque?
-En Sarajevo. Lo han matado con un revólver, señor. Fue allá en automóvil con la archiduquesa.
-¡Vaya, señora Müller! ¡En automóvil! Sí, un señor como él puede permitirse ese lujo y no piensa ni por un momento que un viaje así puede acabar en desgracia. Y además en Sarajevo, que es Bosnia, señora Müller. Seguro que lo han hecho los turcos(…) Supongo que el archiduque Fernando no imaginó que aquel hombre iba a matarle. Vio que era un caballero como los demás y pensó: Si grita ’¡Viva!’ seguro que es un hombre honrado. (…)
-Los periódicos dicen que el archiduque quedó como un cedazo, señor. Le disparó todas las balas. (…)
-Para esto yo me compraría una Browning. Parece un juguete pero en dos minutos puede matar a veinte archiduques, flacos o gordos, a pesar de que, dicho sea entre nosotros, señora Müller, acierta mejor con un archiduque gordo que con uno flaco”.
-¿Qué Fernando, señora Müller?-preguntó Schwejk sin dejarse de dar masajes en la rodilla-Conozco a dos Fernando. Uno es criado del droguero Pruscha y alguna vez se ha equivocado y ha bebido tinte para el pelo, y luego conozco también a Fernando Kokošchka, que anda recogiendo estiércol. El mundo no se pierde nada con ninguno de los dos.
-¡Pero señor! Ha sido al archiduque Fernando, al de Konopischt, al gordo y piadoso.
-¡Jesús María! .¿Qué curioso!Y, ¿dónde le ha ocurrido eso al señor archiduque?
-En Sarajevo. Lo han matado con un revólver, señor. Fue allá en automóvil con la archiduquesa.
-¡Vaya, señora Müller! ¡En automóvil! Sí, un señor como él puede permitirse ese lujo y no piensa ni por un momento que un viaje así puede acabar en desgracia. Y además en Sarajevo, que es Bosnia, señora Müller. Seguro que lo han hecho los turcos(…) Supongo que el archiduque Fernando no imaginó que aquel hombre iba a matarle. Vio que era un caballero como los demás y pensó: Si grita ’¡Viva!’ seguro que es un hombre honrado. (…)
-Los periódicos dicen que el archiduque quedó como un cedazo, señor. Le disparó todas las balas. (…)
-Para esto yo me compraría una Browning. Parece un juguete pero en dos minutos puede matar a veinte archiduques, flacos o gordos, a pesar de que, dicho sea entre nosotros, señora Müller, acierta mejor con un archiduque gordo que con uno flaco”.
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